3 de julio de 2014


Querido:
              Yo quise ser dueña del amor y mientras el amor seguía mis pasos,
yo vivia enamorada, y creía tener esa infinita existencia.
               Después, miraba por la ventana, escribiendo siempre, acomodando
el escritorio todo el tiempo, para esas pequeñas, grandes ceremonias.
               Todo en mi vida iba quedado atrás, menos la vida misma, que siempre
estaba por comenzar.
                Con un alma exageradamente jóven y brillante, todo era goce.
                Gozar de la vida, todo fue una circunstancia, algo que volvía a visitarme,
y conversaba conmigo amablemente.
                ¿A quién contarle?

LUCIA SERRANO

1 comentario:

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