30 de agosto de 2016

SILENCIO DE MADRUGADA

“las luciérnagas dejaron de aullar”
René Villar

Descansan las luciérnagas a nuestros pies,
la escucha del alma es compañía absoluta,
e infinito el placer que la ciencia no cautiva.
Silencio que trasciende las luces tenues
del suntuoso día.
Tierna música que enamora a las ninfas
en la noche callada.
De la fuente plateada, se asoma
el fresco aroma de este extraño corazón
que se instaló en mis entrañas.

Me enamora este silencio mensajero.

No iré a ningún sitio.
Me quedaré aquí,
embriagada por la luz de las luciérnagas.

Lucía Serrano

2 comentarios:

  1. Me gustó el poema,y pensar en las luciernagas me hace recordar a los tuquitos que también tienen luz,cuando era niña todas las noches llegaban muchos y llenaban de lñucecitas verdes el patio,que lindo recuerdo! un abrazo!

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